Tercer día
Hoy, tráeme a todas las personas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas me consolaron en lo largo del vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedes a todos tus gracias en abundancia, acógenos en la morada de tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor con que tu Corazón arde por el Padre celestial.
Padre eterno, mira con misericordia a los fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa pasión concédeles tu bendición y rodéalos con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.
(Se reza la coronilla).
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